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sábado, 30 de diciembre de 2017

Nocturnidades


      Algunas noches no se trata de querer o poder, tener o deber… y el sueño toma lo que se le antoja y cuando se le antoja. Entonces se queda uno con todo ese espacio lleno de vacío que es el insomnio. Hoy es uno de esos días, y puedo sentirlo como un tigre acechando tras la imaginación. Mientras hago tiempo, en mis oídos suena la risa de Alice Lou con su Walking on the wild side y Beirut se apresura a hacer sonar los primeros compases de su Elephant Gun, al tiempo que a mi izquierda el ventilador ruge su mantra de viento. Tanta atención sin usar hace que uno dirija toda esa energía a lugares inauditos, como las motas de polvo que se desesperan alrededor de la luz de la lámpara, como una danza druídica en que cada mota sigue su camino en una figura invisible, regresando luego para ser empujada por el calor en el aire. En mis oídos ahora suena Joni Mitchell y su hermosa California, y mi mente se dedica a hacer saltar al frente memorias aleatorias. Que raro, como siempre la primera cosa que surge al rascar un poco sos vos, como agua en una orilla, me vienen tus sonidos, tu pelo como una noche cerrada, y esos ojos que ríen escondidos en la negrura. El tigre se acerca pero no tiene ganas de darme el zarpazo aliviador, y deja que aparezcas desde el agua atravesándome con tu risa como una lanza, rompiendo la fragilidad de mi escudo, de todos esos días sin vos, reunidos y soportados uno por uno como capas de piel sobre una herida. ¿Al final resultará que somos como las motas alrededor de la luz, y como ellas, seguiremos cruzándonos en los caminos de las otros en nuestra danza personal, siguiendo las corrientes que nos muevan alrededor de esa luz?. El reproductor está puesto en random y vuelve a comenzar la canción de Alice, pero no me molesta.

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