bestia mística

Nos erizamos nos buscamos en negruras llenas de luz

en una niebla tibia de aliento que esconde silenciosa

casi muriéndose de risa, porque no es una niebla sino

nada más que nosotros siendo todas las cosas y una sola

Somos locos que corren libres y pájaros que vuelven a la tibieza

somos y no somos lo que somos, buscamos algo en la nada

y encontramos todo en pleno bullicio urbano de humo vidrios y gente

Buscamos entre los espacios blancos de las palabras

en los silencios que hay entre notas vivas y enloquecidas

en todos los segundos de los días largos y las noches cortas

sin saber que, pero siempre sintiéndolo en el aire y la piel

Nos reímos devorados por la bestia mitológica que también ríe

porque la bestia somos nosotros siendo la bestia que nos devora

caminando a pasos de pezuñas y fotos, de milongas y bossas

siempre noches de chocolates exquisitos y postres asquerosos

sacudiendo brazos que son guitarras y partituras

que son cinco o seis cuadras de pasos ansiosos y rápidos

que son cinco o seis cuerdas de dedos ligeros e inquietos

moviendo su cuerpo lleno de búsquedas en otro mundo

y precipitándose con alas leves como besos, como caricias sutiles

de yemas contra el cuello hundiéndose en tibiezas de pelo y nucas

buscando, siempre buscando y sintiendo en el fondo la certeza

de que la mismísima bestia es un encuentro eterno, inexorable